- lia, ayúdame con estas mesas
El camarero limpiaba las mesas y no dejaba de mirar a los chicos. Estaban al fondo, bebiendo sin parar. Iban por la septima ronda.
- ¡lía! – volvió a gritar.
De entre las chicas se levantó una morena, con el pelo corto, labios rojos.
- qué coño te pasa a ti?
- estais bebiendo demasiado
- demasiado para quién
- hoy no tenéis trabajo?
- Cambiaron los planes. Por lo visto hay un intocable, así que poco podemos hacer hasta nueva orden.
- Ese de ahí no deja de mirarte.
- Mire, señor que pone copas, ni es mi padre para decirme lo que debo o n